En los primeros años de vida a orillas de la laguna Alalay, se construyeron embarcaderos para la práctica del deporte del remo, con botes de propiedad de los mismos socios, también se practicaba el tiro deportivo. Paralelamente se inició la construcción de la cancha de golf. En sus inicios los greens eran de arena por el costo elevado de los de pasto y la limitación económica del Club.
Se necesitaba mucho de la iniciativa y apoyo particular de los socios y especialmente de los primeros directorios, quienes, no sólo se ocupaban de la administración y contabilidad del club, sino que, junto a sus familias, se hacían presentes durante los fines de semana, para brindar mantenimiento y cuidados a toda la propiedad.
En el año 1945 se decide construir un “edificio social” que se levanta con gran esfuerzo gracias a aportes voluntarios de sus asociados; fue la base de lo que hoy se constituye el Club House el mismo que fue inaugurado oficialmente en el año 1950.
En 1965 el Club Nacional de Caza, pesca y Tiro filial Cochabamba solicita su ingreso masivo al Country Club, creándose la sección de Caza y Pesca.
Durante los años 1966 a 1971 se construyó la actual piscina constituyéndose en el corazón del Club, también se construyeron la pedana para tiro al platillo, el polígono de armas cortas, se efectúo la perforación de pozos de agua, remodelación y construcción de la nueva cancha de golf con greens de pasto, construcción de la primera cancha de tenis y la creación de la Sección Hípica.
Además, en la década de los ´70 se adquirieron las cabañas en la zona de Sehuencas, un lugar de belleza natural que se encuentra a tres horas de la ciudad para los aficionados a la pesca y camping.
En la década de los ´80 la Sección Futbol contó con la primera cancha de fulbito (de arcilla) y se construyeron las primeras canchas de paleta y de raquetbol expandiendo de esta manera las instalaciones y los servicios que prestaba el Club a sus asociados. En esta época se crean las escuelas de deportes del Club que se convierten en importantes semilleros, de donde surgen los campeones locales y nacionales de golf, equitación, tenis y raquetbol.
Durante los años ´90 el Club se renueva a través de una administración moderna y el mantenimiento continuo de sus instalaciones. Se realizan campañas de forestación planificada, se crean áreas de un verde perenne y hermosos jardines. Se implementó el sistema de riego y la cancha de golf de 18 hoyos se torna totalmente verde, situándose entre las mejores del país. Se atempera el agua de la piscina; el raquetbol crece y su complejo de 8 canchas se convierte en sede del primer campeonato Mundial de Raquetbol que se realiza en Bolivia; el Club ingresa a un periodo de constante desarrollo: las escuelas deportivas son referentes en la creación de campeones; se organizan las primeras olimpiadas deportivas las que destacan por el entusiasmo y el alto nivel de participación de sus asociados. La actividad social se incrementa: a inicios de la década, (´91-´92), se celebra la primera Gran Fiesta de Gala de Año Nuevo marcando un hito en Cochabamba y un nuevo nivel en el concepto de atención y jerarquía en la celebración de esta, ahora ya tradicional, fiesta de fin de año.
En el año 1990, con el motivo de su 50 Aniversario, el Country Club Cochabamba fue distinguido con la máxima condecoración que otorga el estado nacional: el Cóndor de los Andes.
A fines de esta década, con motivo de promover las actividades sociales en el Club, se crea el Comité de Damas conformado por 8 socias activas de la Institución, quienes además, se imponen como objetivo, recolectar fondos para bien social.
En la primera década del siglo XXI continua la evolución y la expansión de las instalaciones deportivas y recreacionales del Club, como se advierte con la construcción de un moderno complejo de Sauna Gimnasio, el incremento del número de canchas de tenis y futbol, iluminación nocturna para práctica de diferentes deportes, amplias y modernas áreas deportivas: la cancha de 18 Hoyos de Golf es catalogada como una de las mejores del país al igual que el picadero olímpico y pistas de competición de la Hípica, consolidándose como una institución de primer nivel en el país y en Sudamérica.
En contraste con la moderna infraestructura y cuidadas áreas verdes, se ha mantenido intacto el cerro, que se constituye en el centro geográfico de la propiedad, como reservorio de vida silvestre, siendo actualmente el único lugar a corta distancia de la ciudad, donde se puede encontrar tanto flora como fauna características de la región y en el que, a lo largo de los años, se ha preservado un delicado equilibrio ecológico.